lunes, 21 de marzo de 2011
El planeta se 'apaga' una hora
El planeta se apaga en su lucha contra el cambio climático. Australia y Nueva Zelanda dieron el pistoletazo de salida al apagón mundial de 60 minutos convocado por la organización ecologista WWF por cuarto año consecutivo. Posteriormente, a medida que el reloj iba marcando las 20.30 horas, el resto del mundo se ha ido sumando, puntual, a su cita en defensa del medioambiente, presente y futuro.
En España, cerca de 200 ciudades españolas han apagado las luces de monumentos y edificios emblemáticos, batiendo un récord de participación y casi duplicando la registrada el pasado año en esta iniciativa que se ha convertido en el mayor movimiento global contra el cambio climático.
Se han quedado a oscuras durante una hora, entre otros monumentos emblemáticos, la Puerta de Alcalá en Madrid; la Sagrada Familia, en Barcelona; la mezquita de Córdoba, la Alhambra de Granada o el Acueducto de Segovia.
Participaron todos los continentes
Los medios de comunicación han desconectado la iluminación exterior de sus edificios, como el canal de televisión Cuatro, en Tres Cantos (Madrid), y RTVE los "cubos" de sus sedes en Prado del Rey, Torrespaña y Sant Cugat. ELMUNDO.es ha vuelto a unirse a esta iniciativa y durante tres minutos ha desconectado la web para mostrar su compromiso en la lucha contra el cambio climático.
La 'Hora del Planeta' surgió en 2007 en Australia: 2,2 millones de personas apagaron la luz en Sydney
La iniciativa del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) también ha marcado un récord en el mundo ya que en esta cuarta edición ha unido a los seis continentes. La Hora del Planeta comenzó en las islas Chatman (Nueva Zelanda) y concluyó en las islas Cook, después de haber pasado por 25 husos horarios diferentes.
La ciudad australiana de Sydney fue de los primeros en perder parte de su luz, mientras el Parlamento de Canberra apagó sus luces por primera vez este año, aunque en Australia se vivió una curiosa iniciativa contraria a la propuesta de WWF: "la hora del logro humano", impulsada por escépticos del cambio climático como el diputado Cory Bernardi, del Partido Liberal.
Miles de monumentos apagados
La convocatoria también llegó a algunos edificios icónicos de Japón, como la Torre de Tokio, que, con sus 333 metros de altura, es la torre de acero más alta del mundo y que abandonó su tono morado.
Se oscureció el simbólico Memorial de la Paz de Hiroshima, recordatorio de las víctimas de las bombas atómicas con su cúpula bombardeada en 1945. Y en Corea del Sur se oscurecieron edificios como la Torre de Seúl.
La Ciudad Prohibida de Pekín se sumó por primera vez a la iniciativa de WWF en el segundo año que China participa en esta acción planetaria.
En la India, un país atenazado por la carestía energética y frecuentes cortes de electricidad, el WWF se ha propuesto superar el ahorro que consiguió la iniciativa el año pasado, estimado en 1.200 megavatios, la mayoría en Nueva Delhi.
'No se trata de ahorrar energía sino de sensibilizar a la población de la importancia de luchar contra el cambio climático'
En Pakistán, Indonesia, Malasia, Singapur y otras naciones asiáticas, los grupos ecologistas han organizado numerosos actos para estar presentes en la Hora del Planeta.
Desde allí se pasó el relevo medioambiental a Europa. Los países del Viejo continente fueron apagando el interruptor en una mano tendida al planeta. París, la ciudad de la luz, dejó de serlo. Notre Dame y los puentes sobre el Sena, la Opera Garnier, el Panteón y la Plaza de la Concordia perdieron la iluminación artificial por 60 minutos para llamar la atención sobre el cambio climático. La Torre Eiffel estuvo sólo cinco minutos en la oscuridad. En el Campo de Marte se encendieron 1.600 velas para la ocasión.
La imagen del Cristo Redentor del monte Corcovado, en Río de Janeiro, y el Teatro Amazonas de Manaos fueron algunos de los puntos turísticos que en 72 ciudades brasileñas se sumaron a la Hora del Planeta y apagaron las luces como protesta pacífico contra el calentamiento global.
En Argentina numerosas ciudades se sumaron a la campaña apagando la iluminación de sus monumentos y edificios públicos y corporativos, como por ejemplo la Pirámide de Mayo, el Obelisco, ministerios y la Casa de Gobierno en Buenos Aires.
Tras la decepción por la Cumbre del Clima de Copenhague, la cita de este año pretendía convertirse en la mayor movilización jamás organizada en el mundo. Los ecologistas insisten en que, a pesar del "insuficiente acuerdo" logrado en la capital danesa, "actuando juntos, todos somos parte de la solución al cambio climático".
WWF esperaba superar la cifra del año pasado y que más de mil millones de personas se adhieran a la convocatoria, que es respaldada por cientos de instituciones, empresas privadas y personalidades de todos los ámbitos. En la edición de 2009 participaron más de 4.000 ciudades en 88 países.
La 'Hora del Planeta' surgió en el año 2007 en Australia. 2,2 millones de personas decidieron apagar la luz durante una hora. Al año siguiente, la iniciativa se extendió a otros países y alcanzó la cifra de 50 millones de personas.
Un mensaje para los políticos
¿Y cuál es el objetivo de este apagón simbólico? WWF espera que se genere un impulso para que los políticos se sientan obligados a "adoptar un tratado mundial ambicioso, justo y vinculante sobre el clima para reducir las emisiones de carbono".
"No se trata de ahorrar energía sino de sensibilizar a la población de la importancia de luchar contra el cambio climático", afirma Miguel Ángel Valladares, director de comunicación de WWF. "La 'Hora del Planeta' es una llamada de atención para que la gente se involucre a nivel mundial".
Para el director de Greenpeace España, Juan López de Uralde, es importante que la opinión pública se movilice, sobre todo tras la cumbre de Copenhague, y que "vuelva a demandar a los gobiernos una respuesta firme y definitiva" en la lucha contra el cambio climático.
Para WWF, "apagar el interruptor es una forma en que las personas se pueden implicar y exigir acción", ya que todos pueden participar sin importar dónde estén, su nivel de ingresos o su edad. La organización ecologista subraya el poder de los símbolos: "Desde el Motón del Té hasta las protestas pacíficas de los años 60, los símbolos han podido encender la chispa del cambio que ha corrido por todo el planeta". Sin embargo, consideran que "un gesto es un símbolo; mil millones de gestos es una acción global".
Fuente: www.elmundo.es.com
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